domingo, 25 de octubre de 2015

La noche de Yemanjá

La noche de Yemanjá  “toda la costa es una fiesta”. Bahía, Río de Janeiro, Montevideo y otras orillas celebran a la diosa de la mar. La multitud enciende en la arena un lucerío de velas y arroja a las aguas un jardín de flores blancas y también perfumes, collares, tortas, caramelos y otras coqueterías y golosinas que a ella tanto le gustan.
Jorge Drexler canta "En el borde de tu falda hoy te vienen a entregar, madre fuerza de las aguas, flores blancas en el mar. Todos saben que en febrero crecen flores en el mar". Esta canción se encuentra en el disco "Llueve".
 
A partir de la grabación que escuchamos en casa y del texto que vimos en clase, cada alumno va a imaginar y escribir su "Noche de Yemanjá",  aquí está el primero:



     En la noche de Yemanjá,  no participé en las plegarias de los devotos, pero me acerqué a la falda del mar  para ver el espectáculo de los fíeles  internándose en el agua, el centelleo de las velas encendidas esparcidas en la arena.  Después,  como había dado una cita a mis amigos, nos sentamos en un restaurante,  de cara al horizonte,  para  paladear platos  típicos de Brasil: una "feijoada" a base de alubias,  carne de cerdo y de buey y, de postre, un "Romeo y Julieta", es decir una pasta de guayaba que comen con queso mineiro (de la región de Minas Gerais, y semejante a la feta); total, una mezcla de dulce y de salado.
     Había un claro de luna muy fuerte y a pesar del anochecer se podía ver los colores pasteles  de las prendas de casi todos.  Acaso un hechicero (o, más bien, una hechicera, Yemanjá,) hubiera impuesto a todos un código vestimentario para hacer reinar belleza y pureza.

     André
   

      Estoy en Montevideo para descubrir la fiesta de la Noche de Yemanjà. Voy a la costa al atardecer el 2 de febrero. Veo una muchedumbre en túnicas blancas: adultos y niños, pobres y ricos, vecinos y turistas. Todos ponen en la arena velas encendidas en botellas, flores blancas, barquitos de papel con diferentes ofrendas a Yemanja, la protectora del mar y de la pesca, de la maternidad y de la familia.
     Es un espectáculo muy típico y muy conmovedor de ver toda esta gente junta, cantando canticos con la música de tambores, pidiendo a la Virgen en busca de protección y de esperanza.
     No olvidaré este magnífico homenaje a esta reina de las aguas y de los corazones. Me alegre ver que, en nuestro mundo dominado por dinero, poder y violencia  quedan también ritos ancestrales para celebrar la naturaleza, la familia, la vida, la esperanza… 

     Agnès

 
La fiesta de Yemanjá en la playa de Buceo.

     El dos de febrero de 2009 estuvimos en Montevideo con nuestros primos uruguayos. Al final de la tarde nos llevaron a la playa de Buceo. Allá vimos mucha gente: habitantes de la capital, pero también turistas y principalmente porteños.
Los montevideanos parecían dedicarse a un culto especial consagrado a Yemanjá, diosa del Mar. Se podía ver velas blancas y celestes, coronas de flores y otros regalos que la gente arrojaba al mar.
Nos explicaron los primos que este ritual era un homenaje anual a la divinidad bien conocida en las creencias afrocaribeñas del América Latina como por ejemplo en Salvador de Bahía en Brasil.
Cada dos de febrero, los fieles están acostumbrados a hacer sus peticiones a Yemanjá.
En este lugar resonaban muchos tambores, los mismos que habíamos escuchado en Colonia del Sacramento tres días antes. Este sonido caracteriza el Carnaval en Uruguay que se llama el “Candombe”, palabra muy similar a la del “Candomblé” en el Noreste de Brasil, es decir el culto de los dioses Orishas y la música de los esclavos en el siglo XIX.

Jean-Jacques Pellegrin

Nací en la provincia de Berry,  una región en el centro de Francia y en otro tiempo una tierra llena de supersticiones, de hechiceros, hechiceras, brujas y de “contra “hechiceros, a menudo, porqué sólo ellos sabían leer y utilizar los libros, los curas podían cazar las maldiciones. Eso es lo que la gente creía…
El agua bendita tenía un gran poder y la gente bebía mucho de esa para romper un hechizo y también conservar la salud.
Algunos pueblos de la región tenían muy mala fama.
Los hechiceros tenían el poder para hacer hechizos sobre hombres y también sobre bestias, utilizando sapos, lechuzas, animales que tenían maldición.
Aquí está es una receta eficiente para matar el ganado de un vecino despreciado o para siempre, librarse del marido de su amante: ponga en un tarro un sapo gordo y bien salado. Entiérreselo durante 7 horas. Luego cláveselo a un árbol en el pastoreo, atraído por la sal, el animal lama el sapo y se envenena inmediatamente.
Se cuenta la historia que, en los años 1450 en Bourges la capital de la región, Jacques Coeur, el “argentier” es decir el Ministro de Hacienda del rey Carlos VII era un alquimista riquísimo que tenía la “pierre au blanc” y podía convertir con ella el metal en plata.
La famosa escritora Georges Sand, que vivió y murió en el siglo XIX en el pueblo de Nohant, el de mis abuelos maternos, ha descrito de una manera estupenda en sus novelas, la vida en el campo en esta época, con sus creencias y supersticiones.
Hay un interesante museo de la brujería en Blancafort al norte de Bourges.

Marie-Françoise


     Desde el atardecer, una marea humana se dirige de todas partes hacia la playa. Todos están vestidos de blanco, excepto los turistas y los curiosos como yo. En efecto, los devotos piensan que el blanco es el color preferido de la reina del mar que han venido a celebrar.

     Se acercan de la orilla, llevando velas encendidas, de modo que ambos cielo y tierra están llenos de estrellas. Luego, unos entran en el agua, dejando canastitas y barquitos de papel; no puedo ver lo que hay dentro, pero huelo perfumes deliciosos. También escucho voces rezando, suplicando, agradeciendo, y veo cuerpos inclinándose ante el mar. Después, todos se callan, esperando que la marea lleve las ofrendas. Esperan mucho tiempo…y al final, cuando los regalos desaparecen, la gente marcha atrás, mirando al horizonte, por respeto para la reina del mar.

Annie

Lago de Paladru: la leyenda de la Señora Blanca


La Señora Blanca es una amiga de la Reina Ginebra (Guenièvre). Es una transformación de la leyenda del Rey Arturo y de Melusina, viven en la selva  y el evento ocurrió en el lago de Paladru. Aparece encima de la torre de un castillo.

Cuando los niños no escuchan los padres se dicen:" Voy a buscar la Señora Blanca"
Para los padres es una manera de tener el poder.


Brigitte


Una historia verdadera

No estoy una persona supersticiosa, pero hay muchas cosas que no podemos explicar.
En mi familia, tuve un tío que fue resistente durante la guerra, detenido por los nazis y enviado en campo de concentración, se quedó dos años en Alemania, pero regresó a la liberación.
Uno o dos años antes de la guerra, con amigos y para entretenerse, este tío enseñó su mano a una mujer gitana que quería leer las líneas de su vida, le dijo « veo allí alguna cosa terrible, será muy difícil para usted, pero saldrá adelante».
Mi tío, que no era supersticioso, me dijo que durante su deportación, esta predicción le había ayudado.

Christiane


Mi noche con Yemanjá…

Yo había colgado unas obras de mis compañeros del curso en el blog, en este texto debíamos contar cómo veíamos “la noche  de Yemanjá” con relación a lo que habíamos estudiado algunos días antes, después de enviar un mensaje para pedir de nuevo a mis compañeros sus obras, recibí uno de mi profesora diciendo que estaba “nada mal” pero que no la veía mi obra en la entrada… lo que estaba normal porque, poco motivado, no la había hecho…  también un poco molestado, decidí contar “la noche de Yemanjá” a mi manera, así tomé mi vehículo preferido una pequeña nube para cruzar el charco e ir rumbo a Buenos Aires por supuesto y el 2 de febrero, no fue difícil encontrar una playa invadida por la muchedumbre que venía a homenajear a la diosa con muchos regalos, la cuya lista pueda encontrarse en el texto que vimos en clase, sin olvidar las plegarias y otros deseos, por mi parte quería verla Yemanjá, tenía muchas cosas que decirle y preguntarle, sobre todo que hace mucho tiempo que ella frecuentaba la costa de América Latina y que probablemente al menos conocía el castellano, sin olvidar que es una diosa y que normalmente sabe todo...
Cuando cae la noche, el mar se cubre de claveles blancos y velas encendidas en botellas cortadas para que floten, poco a poco todo el blanco se agrega y vi aparecer la esbelta silueta de Yemanjá por encima del oleaje, como por Internet, pero con una sonrisa enigmática, la muchedumbre parecía haber desaparecido también la música y el rumor ambiente, sólo vi ella, le hablé mucho como nunca lo había hecho o sabido hacer y parecía escucharme… finalmente hablando, me di cuento que podía encontrar yo mismo la solución que buscaba y me callé, mirando la cara de Yemanjá me parecí ver sus labios moverse y oír “Yemanjá ayuda a quienes se ayudan a sí mismos”* quedé un momento sorprendido y vi su sonrisa… como me gusta la de una mujer … y la diosa se desvaneció lentamente en la noche, poco a poco el rumor, la música y la muchedumbre reaparecieron, retrocedí hacia la playa de cara al mar como lo quiere la costumbre y sobre todo para evitar que una ola un poco más importante que las otras me moja el culo…
Fue la principal cosa que retuve de esta noche con Yemanjá pero no la única, me reservo para las otras, es evidente que este cuento lo debo mucho a la imaginación, a los libros para niños que aún de vez en cuando leo a mis nietos y a mi profesora que a su manera me convenció escribirlo y tenía ganas mostrarle que no se parte el pelo por nada… esperando el día en el cual podría escribir como hacemos una pintura… ¡Suspiro!

*El Señor ayuda a quienes se ayudan a sí mismos (Aide-toi le ciel t’aidera)

Santiago

Continuará...

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