Martes
23 de junio, era la última sesión del club de cine. Gracias a Zoom, nos
reunimos para hablar de la última película (2019) de Alejandro Amenábar: Mientras
dure la guerra, traducida al francés Lettre à Franco.
Conocemos
a Amenábar que produjo unas cuantas películas, entre ellas MAR ADENTRO, que nos
gustó mucho. Hay que saber que es hispano-chileno y que, de chico, huyó a
España con sus padres, en cuanto Pinochet…
Sitúa
Amenábar la película MIENTRAS DURE LA GUERRA en Salamanca, el 19 de julio de
1936. El día anterior, los militares se han alzado contra la segunda república
que llegó a ser muy confusa. Decretan el estado de guerra en Salamanca, “sitio
ideal para el cuartel”. En este período era Unamuno el rector de la Universidad
y vio con simpatía el pronunciamiento (“¡hay que colaborar!”).
De Unamuno por Sorolla |
De
las reuniones de los altos cargos de los militares, comprendemos que, después
de la muerte de Sanjurjo, tienen que nombrar a un líder sino el Führer les
podría retirar su apoyo; sabemos que el General Cabanellas quiere un mandato
por junta pero que tiene que callar (por masón) y que al final aprobará a
Franco; que quitaron la frase que añadió el General Kindelan “mientras dure la
guerra” al texto final. Sabemos que el General Millán Astray (el “glorioso
mutilado”) que fundió la legión extranjera, que combatió en Marruecos con
Franco es muy amigo con este y le empuja.
Así
nombran “generalísimo” a Franco, ese “Franquito, el cuquito que va a lo suyito”
como lo apoderaba Cabanellas. Y seguimos a ese hombre, con cara y ojos casi
infantiles, de talla menuda, que a mí me parece ingenuo y dominado por su mujer
doña Carmen; “pobre hombre” lo veía Unamuno. Entendemos que Franco era astuto, se
lo había planificado y vemos cómo poco a poco se va irguiendo, haciéndose más
firme, hasta que le nombren jefe de estado.
Mientras
tanto Unamuno vive su vida con sus hijas, el ama y su nieto. Ya se ha jubilado
de la carrera docente, sigue como rector y lleva la vida de un intelectual,
debate mucho: se le ve con Atilano, el pastor masón (por el cual tarda mucho en
pedir ayuda, después que le detuvieron) y Salvador, su amigo socialista, un
rojo (“los de izquierda queríamos sacar España de la Edad Media”). Está siempre enfadado; no resulta muy simpático;
es ensimismado; no muestra compasión y no acepta atender a unas mujeres cuyos
maridos mataron los militares tampoco escribir un artículo para denunciar lo
que estaba ocurriendo, tampoco quiere (¿puede?)
ayudar a la mujer del alcalde. A mí me parece algo confundido: todo esto
va demasiado de prisa, no puede reflexionar bien.
Le
ordenan que firme un manifiesto diciendo que sostenía a los militares. Como
rector e intelectual tiene que acudir al discurso del día de la raza. Aunque su
hija le haya aconsejado no decir palabra, cuando atacan las provincias autónomas,
cuando hablan de la pureza de la raza, cuando honran a la muerte y actos de
heroísmo, no se puede callar (¡quien calla, otorga!), afronta a Millán Astray y
la reunión se vuelve un alboroto. "Viva la muerte o sea muera la vida" “Este es
el templo de la inteligencia, es mi templo…. Venceréis, pero no convenceréis…”
Le
saca del pinífero Doña Carmen que le admira mucho; gracias a ella, sólo le mandan
quedarse en casa, donde muere unos meses más tarde.
Me
interesó mucho esa película: revisitar la historia de España que precede la
guerra civil. Es un aviso: Al notar cómo le fue fácil a Franco instalarse como Generalísimo
y jefe del estado, nos damos cuenta que eso podría volver…. Fácilmente. Tenemos
que ser vigilantes, más aún ahora que conocemos los detalles de la guerra civil
y la dictadura que siguieron.
También
me interesó la personalidad compleja de Unamuno. Nos apuntó nuestra profesora Ligia
unas escenas con niebla, símbolo, para ella, de la doble personalidad del
autor.
Encuentro
excelente el reparto de los actores, sobre todo los que hacen de Unamuno (¡cómo
se tuerce! ¡qué cara hace! ¡cómo explota!) y de Millán Astray. Dicen que cada
día pasaban unas cuantas horas para que les maquillarán, y desde luego les
resultó bueno. En los Goyas premiaron a Eduard Fernández (Millán Astray) como
mejor secundo actor; también para los maquillajes. En los premios Gaudí
premiaron a Karra Elejalde (Unamuno) como mejor actor.
Esa
película fue seleccionada para el Festival de San Sebastián y le dieron el gran
premio en el Festival internacional de Haifa.
Juanita,
el 25 de junio de 2020
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