“La educación es la base del progreso: considero que leer es un derecho inclusoespiritual”.
Estoy segura de que parte de mis
creencias, en la libertad que dan los ____________, en las posibilidades que
ofrecen y en las aportaciones que nos dan, es consecuencia de la sabia decisión
de mis padres. Cuando llegamos a ____________, desde un pueblo de _____________
adonde habíamos llegado desde un pueblo de ___________, mis padres nos
_______________________ en la Institución Libre de Enseñanza, un lugar
del que se ha hablado ya aquí, lo sé porque lo he escuchado, y donde había tan
grandes profesionales como Américo Castro, quien hizo que esta mujer, entonces
niña, mostrase ya interés por la ______________________ y la
__________________.
Mi padre era ___________
______________, y en uno de sus viajes a _________________, se quedó allí,
dejando de lado a mi madre y a nosotros, __________ hijos. Así que a mi madre
le pareció buena idea regresar a _______________, y empezó entonces mi vida
dedicada a múltiples tareas, entre ellas, dar clases particulares para sacar
algún _________________ para la familia, que se acababa de quedar
_______________ de un _________.
Antes del traslado, hice la
primera parte del bachiller en Madrid, y concluyendo ya después en Zaragoza.
Fue ya en mi tierra donde me formé en el Instituto de Filología de Aragón.
Luego me licencié en _______________, no por nada en particular, más allá de
que era la única especialidad existente por aquel entonces en la Facultad de
Filosofía y Letras de la ciudad. _________________
___________________ y premio extraordinario, no lo contaría sino
fuera para decir que lo mismo exactamente obtuvo años después mi ________
________________.
Cuando llegaron las
__________________, el nombre era tan largo que una parecía como si no supiese
dónde se metía. Nada más lejos de la realidad pero es que se llamaba el Cuerpo
Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos y que significó mi
periplo por España: _______________, ______________ y ____________. Fue
precisamente en ______________ donde mi vida dejó de ser exclusivamente de
estudiante para pasar a ser una mujer interesada también por la vida personal.
Conocí a __________________ cuando era un joven recién licenciado, con unas
ideas similares a las mías, y la _______________ se celebró pronto. Nacieron
_________ hijos en Murcia y ____________ en Valencia. En Murcia adquirí uno de
esos títulos que aparecen en las biografías y que tanto gustan: fui la _________
____________ que ________________clase en la Universidad de Murcia.
Me detengo para destacar aquí una
década muy buena, enfrascada en la política _______________nacional. Escribí
además varios textos sobre la importancia de las bibliotecas rurales, y
reflexioné sobre las pequeñas _______________________, sobre las bibliotecas
escolares. La importancia de las pequeñas cosas.
Porque las grandes, especialmente
los palos, vienen casi solos. Tras la _____________ del ____________
_____________ en la Guerra Civil, mi marido y yo vimos como cambiaba nuestra
vida. Él fue apartado de su ___________________ y yo trasladada, significando
este traslado bajar _________________ niveles en el escalafón del cuerpo de
nombre largo del que antes hablamos.
Pasaron unos años de retiro
interior: no nos fuimos de España, nos quedamos dentro de un país _____________
y ________________. El exilio interior, dijo hace poco una escritora
sobre nuestra vida. La verdad es que nuestras ilusiones, nuestros proyectos, se
vieron truncados por esta guerra. Especialmente, nuestra idea, nuestro ideal
basado en que la ___________________ debía llegar a todo el mundo. Se vio
parado, apartado. Y fue precisamente en estos años oscuros cuando surgió una
obra, en medio de la dictadura, entre la mediocre vida intelectual de la década
de los _____________. Soportábamos el peso de una represión cultural que
atenazaba el alma y mi obra surgió como el resorte de la resurrección, como una
manera de sacudirse la represión.
Era una mujer sencilla, modesta,
sin doctorados, sin grandes estudios pero con mucha experiencia acumulada en
años y años de bibliotecas, de estudios, de vida en torno al léxico, a la
gramática, de vida en torno a un idioma, el nuestro, tan rico en matices que cogí
un lápiz, una cartilla y empecé a esbozar un diccionario que yo proyectaba
breve, de unos ______ meses de trabajo que se convirtieron en _________ años.
Difícil mostrar en menor tiempo mi amor por la lengua española.
Fui madre, remendadora de ___________________ bibliotecaria, y escritora,
sola, en mi casa, a mano, iba poniendo letras y letras de investigaciones en
papel, llegando a tres mil páginas en total, en dos tomos, de tres kilos de
peso, más largo que el de la Real Academia de la Lengua…Quizás esta vocación
que nació creyéndose sencilla quitó tiempo a mi vida familiar. Uno de mis hijos
llegó a decir, cuando le preguntaron cuántos hermanos tenía: dos varones, una
hembra y un diccionario. La conciliación. Mire de qué año hablamos. Publiqué
el diccionario en el año ___________. La primera edición, la auténtica, la
mía. Creo que años después, mis hijos y herederos tuvieron una trifulca
importante con los editores por la segunda edición. Demasiados cambios,
demasiada vuelta a lo que yo había establecido bien claro con aquel otro hijo
mío.
Cadena Ser. Programa Hablar por hablar. La llamada de la historia (extraído del sitio)
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