Danièle propone:
UN
HOMBRE MUERTO: ¿CRIMEN PERFECTO?
Nuestro
corresponsal nos comunica desde Titán, luna de Saturno
Hace ya dos meses (calendar convencional), el cuerpo de
un pobre hombre helado fue descubierto en el vertedero de basura de Ciudadpal,
capital de Titán, por unos exiliados latinoamericanos que buscaban un tótem
perdido.
Rápidamente en el terreno, las autoridades locales
hicieron las primeras conclusiones. Las huellas dactilares del hombre no eran registradas
en ningún sistema galáctico conocido. A pesar del frío tremendo, yacía afuera,
cerca de un radiador roto y un congelador sin hielo. No se registró señas
particulares. Además, sus bolsillos estaban vacíos, sin una sola moneda que
hubiera permitido identificar su planeta de origen. El médico forense hizo
moldes de cera de cada rastro.
A pesar de los esfuerzos de la policía local, la
investigación no avanzaba. Las pruebas de la infamia faltaban y no se conocía
todavía la identidad del muerto.
El Gobernador de la colonia decidió ayer pedir la ayuda
de las autoridades británicas de Tierra. Londres envió al Teniente Armando Da
Silva, estrella de la policía intergaláctica.
El Teniente estaba disfrutando de un merecido descanso en
su apartamento de invierno, cerca de una playa del mar Caribe, después de la
conclusión de una investigación que le había ganado la adoración pura de
algunos. Abandonó rápidamente el calor y tomó el translador rápido para Titán
donde se puso de inmediato manos a la obra. Antes que se evaporara el calor de
la calefacción de su viaje, visitó el lugar del crimen para formar su propia
opinión. Cuando regresó, tiritando de frío, se reunió primero con sus homólogos
galácticos por holograma, y por fin, con las autoridades locales, incluido con
el recaudador quien, debido a su edad (127 años), conocía toda la población de
Titán.
Después de haber gastado todas sus monedas en agua para el té, concluyó que la policía local había seguido todas las pistas, eliminado todos los supuestos, así que lo que quedaba, aunque pareciese improbable, debe de ser la verdad: el crimen ocurrió en una realidad temporal paralela. En consecuencia, se necesitara que todas las huellas recogidas permanezcan dispuestas a quién podría pedirlas, por si acaso, algún día, ambas realidades se encontraran.
Después de haber gastado todas sus monedas en agua para el té, concluyó que la policía local había seguido todas las pistas, eliminado todos los supuestos, así que lo que quedaba, aunque pareciese improbable, debe de ser la verdad: el crimen ocurrió en una realidad temporal paralela. En consecuencia, se necesitara que todas las huellas recogidas permanezcan dispuestas a quién podría pedirlas, por si acaso, algún día, ambas realidades se encontraran.
La población de Titán sigue esperando el desenlace del
asunto, los ojos clavados en les huellas.
Lo que
propone Agnès:
Mi abuelo me contó esta historia. Tenía un amigo que
fue recaudador en Londres. Sin poner realmente manos a la obra ganaba mucho
dinero y coleccionaba antiguas monedas británicas y raros moldes de cera. Después
de la muerte de su mujer se convirtió en un alcohólico y gasto sin medida toda
su fortuna. Vivía actualmente en su apartamento sin calefacción, muy frio en invierno
con hielo en las ventanas y sin una sola moneda al fin del mes.
El pobre hombre
helado tiritando de frio sonaba con calor y radiador. Le gustaba ver una serie
de televisión llamada “Crimen perfecto”. Con adoración y los ojos clavados en
la pantalla, buscaba las aventuras de unos exiliados latinoamericanos que
sembraban el terror en una playa del mar Caribe donde habían plantado un tótem.
Mataban a las ricas imprudentes mujeres que iban a bañarse en el agua azul para
evaporar el calor, ponían los cuerpos de sus víctimas en un congelador después
de robarles sus joyas y dinero. Al final, solamente les quedaban a estos
criminales que borrar sus huellas,… pruebas de la infamia sobre la arena.
Lo que imaginó Jean-Jacques:
¿Dónde diablos está Fidel?
Ya el invierno estaba aquí, nevaba en Londres. En su pequeño apartamento
arruinado un pobre hombre helado y tiritando
de frío se apoyaba al radiador.
Pero éste estaba frío. Después de la visita del recaudador, Raúl se quedó sin una sola moneda entonces su calefacción había sido cerrada sin demora.
Raúl era parte de unos exiliados latinoamericanos en
la capital del Reino Unido, alias el país del Brexit. Los ojos clavados en un póster paradisiaco, pensaba en
Chichiriviche su pueblo lánguido en una playa del mar Caribe, era nostálgico por el sol amistoso y también por el agua de las lluvias tropicales que
hacían evaporar el calor del
verano tropical.
En su lejano país, Raúl,
escultor experto, había puesto manos a
la obra para edificar el gran tótem
sagrado ante él su tribu sentía adoración.
Había escapado de su país y de
su pasado por culpa de Fidel su vecino contra quién había obtenido las pruebas de la infamia a raíz de
un tráfico de falsas monedas
británicas.
A la 6 de la tarde sonó el
timbre de la puerta. Se presentaron dos policías de paisana con un orden de
registro de Interpol en que Raúl era buscado por la desaparición de Fidel 8
meses antes.
Los dos detectives Sherlock y
Holmes tomaron sus huellas
digitales y registraron toda la casa en vano. Luego encontraron un congelador en el sótano. Al interior,
ni hielo, ni alimentos,
solamente una forma alargada ocultada debajo de una alfombra obsoleta. No era un
cuerpo pero un tótem de yeso.
Muy cómodo Raúl les explicó
que se trataba de la réplica de una escultura famosa de su país que había
fabricado con moldes de cera.
Sin embargo los policías sospechosos rompieron el tótem y nada vieron excepto
un vacío sepulcral.
Después de su partida Raúl se
partió de risa exclamando: ¡Scotland Yard, Scotland Yard, la mejor policía del
mundo, qué broma! No están ni cerca de encontrar a Fidel porque escondí su cadáver como una momia al interior del
tótem sagrado de mi pueblo. Realmente estoy bastante orgulloso de mis dos obras
maestras: el tótem y el crimen perfectos. Je, je.
Para regresar al inicio, pinchar aquí
¿Dónde diablos está Fidel?
Ya el invierno estaba aquí, nevaba en Londres. En su pequeño apartamento
arruinado un pobre hombre helado y tiritando
de frío se apoyaba al radiador.
Pero éste estaba frío. Después de la visita del recaudador, Raúl se quedó sin una sola moneda entonces su calefacción había sido cerrada sin demora.
Raúl era parte de unos exiliados latinoamericanos en
la capital del Reino Unido, alias el país del Brexit. Los ojos clavados en un póster paradisiaco, pensaba en
Chichiriviche su pueblo lánguido en una playa del mar Caribe, era nostálgico por el sol amistoso y también por el agua de las lluvias tropicales que
hacían evaporar el calor del
verano tropical.
En su lejano país, Raúl,
escultor experto, había puesto manos a
la obra para edificar el gran tótem
sagrado ante él su tribu sentía adoración.
Había escapado de su país y de
su pasado por culpa de Fidel su vecino contra quién había obtenido las pruebas de la infamia a raíz de
un tráfico de falsas monedas
británicas.
A la 6 de la tarde sonó el
timbre de la puerta. Se presentaron dos policías de paisana con un orden de
registro de Interpol en que Raúl era buscado por la desaparición de Fidel 8
meses antes.
Los dos detectives Sherlock y
Holmes tomaron sus huellas
digitales y registraron toda la casa en vano. Luego encontraron un congelador en el sótano. Al interior,
ni hielo, ni alimentos,
solamente una forma alargada ocultada debajo de una alfombra obsoleta. No era un
cuerpo pero un tótem de yeso.
Muy cómodo Raúl les explicó
que se trataba de la réplica de una escultura famosa de su país que había
fabricado con moldes de cera.
Sin embargo los policías sospechosos rompieron el tótem y nada vieron excepto
un vacío sepulcral.
Después de su partida Raúl se
partió de risa exclamando: ¡Scotland Yard, Scotland Yard, la mejor policía del
mundo, qué broma! No están ni cerca de encontrar a Fidel porque escondí su cadáver como una momia al interior del
tótem sagrado de mi pueblo. Realmente estoy bastante orgulloso de mis dos obras
maestras: el tótem y el crimen perfectos. Je, je.
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