Para el martes pasado, tuvimos que realizar una historia cuyo tema era "El crimen perfecto" y que integraba las palabras del documento abajo:
Y aquí están algunas propuestas
Miguelita propone:
Pablo Jiménez había llegado a Inglaterra a finales de los sesenta después de haber huido de su país. Había dejado su lujosa casa en una playa del mar Caribe para esconderse en un modesto apartamento del centro de Londres.
Pablo Jiménez había llegado a Inglaterra a finales de los sesenta después de haber huido de su país. Había dejado su lujosa casa en una playa del mar Caribe para esconderse en un modesto apartamento del centro de Londres.
Después de unos años de grande discreción, se había mudado al norte de Europa en un chalet aislado en el bosque. Pudo por fin usufruir del dinero que había robado como recaudador en una asociación de ayuda a los exiliados latinoamericanos. Ahí, nunca las pruebas de su infamia serian descubiertas…
Su adoración por el arte lo había llevado a coleccionar todo tipo de objetos, desde tótems africanos hasta moldes de cera mortuorios, sin olvidar una colección rarísima de monedas británicas del siglo dieciocho.
José, llevado por une afán de venganza, había elaborado un plan perfecto para eliminar su antiguo torturador, sin dejar huellas.
Después de varios meses de vigilancia, se había presentado el momento esperado de poner las manos a la obra: la mujer de Pablo había huido del invierno muy frio de ese año para volver a su tierra. Pablo pues estaba solo en su casa…
Como cada viernes por la noche, estaba en su sauna en el fondo del jardín.
El plan de José era encerrar afuera su verdugo que morería tiritando de frío sin poder entrar en su propia casa. Como todas las ventanas tenían rejas, sólo le quedaba entrar en la casa, cerrar por dentro la puerta, cortar la electricidad y esperar…
Pablo, al salir desnudo de la sauna tomó una ducha bien fría para evaporar el calor de su cuerpo y corrió a toda prisa hasta su casa que encontró irremediablemente cerrada.
José, detrás de la ventana, clavó sus ojos en los de Pablo que entendió, a la hora de fallecer congelado, el plan vengador de Pablo.
Unos días después, se leyó en los periódicos: “Un pobre hombre murió helado en su jardín a unos cuantos metros de la vital calefacción que dispensaban los radiadores de su hogar “.
Propuesta de Martina:
Tenía a su suegra entre ceja y ceja. Esta madrastra o de la que se considera como tal, decidió de matarla.
No solo porque era una víbora, pero también porque ella deseaba desheredarlo del testamento, dejarlo sin una sola moneda ¡Decidió tomar cartas en el asunto!
¿Sin embargo, como cometer un crimen perfecto?
¿Cómo marear la perdiz afin de no coger el riesgo de ser atrapado, no dejar huellas o pruebas de infamia? Se acordó de unos exiliados latinoamericanos. Tenian una deuda hacia él.
Se habian conocido en un passado remoto. Encontró a esos tipos a fin de elaborar un plan de acción sin poner manos a la obra: fingir la escapada de la suegra con un amante británico, recaudador en Londres. Un viaje romántico en una playa del mar Caribe. Los dos estando usado en la adoración del vaudu, parecia un destino perfecto durante esto inverno frio.
Desde el apartamento de enfrente estuvo observando, los ojos clavados en las ventanas de la bruja, vigiló el secuestro. Cuando entró ella, los latinos la agarraron, la callaron, le robaron el pasaporte, las monedas, las tajetas hicieron sus maletas, tomaron sus ropas de verano.
Entonces apargaron los radiadores, hicieron la limpieza pues esperaron la oscuridad para salir. Todavia lo que no queria pensar la mujer, era que las cosas pudiesen empeorar hasta que terminan en un vehiculo frigorifico en ruta para la tierra del fuego et acaban en el agua fría del mar tras el hielo de los témpanos.
Cuando se apoderaron de ella para ponerla dentro el congelador se puso a evaporar el calor de miedo. Ella comenzó a rezar y llamó a su animal tótem. Llevando poca ropa y sin calefacción la pobra mujer helada, tiritaba de frio. Al anochecer, actuando como los de la mudanza, los latinos sacharon, el congelador y sus maletas encerradas en una cómoda.
El instigador esperó un rato y se fue sonriando.
¡Qué perra!
¡Está muerta, de una vez por todas!
Lo que hizo Santiago, me acordé del cuento y lo que podría haber sido una ventaja, de hecho fue una trampa de una parte con relación a la excelencia del texto de E. Galeano y de otra para encontrar otro camino…
Unos exiliados latinoamericanos llegaron a Londres un invierno particularmente frío, en el apartamento había lo necesario para vivir, también un congelador y para la calefacción un radiador a pesar de que necesitaba monedas para funcionar y por supuesto monedas británicas.
En general los exiliados fuera de la libertad no tienen mucho dinero y rápidamente se quedaron sin una sola moneda y también el radiador se quedó frio, en el mismo tiempo que por fuera el agua se convertía en hielo, los exiliados estaban tiritando de frio con los ojos clavados en el radiador, en adoración delante este tótem que se negaba a liberar calor.
Pero nuestros pobres hombres helados no se dieron por vencido y elaboraron un plan que fue que cuando el recaudador vendría a recuperar las monedas, uno entre ellos llamaría la atención del hombre para que otro robara la llave de la caja de las monedas el tiempo de hacer rápidamente sus huellas con cera y luego manos a la obra con los dos moldes de cera hacer una copia de la llave…
Lo que hicieron con éxito, con una única moneda pudieron mantener la calefacción a fondo y sin pruebas de infamia. Así es que convirtieron el apartamento en una playa del mar Caribe un recuerdo del país que no evaporaba el calor.
Para ver la segunda ola, pinchar aquí
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