viernes, 28 de noviembre de 2025

Encuentro con la escritora Karla Suarez

Cada año en noviembre, tiene lugar en Lyon el festival de BELLAS LATINAS. Este año ha sido invitada la cubana KARLA SUAREZ que venía desde LISBOA donde vive ahora, a presentar su último libro “Objetos perdidos” que acaba de ser traducido al francés. Dio un salto hasta la Biblioteca Internacional de Grenoble donde llegó tiroteando en un día nevado y frío que no le gustó mucho.

Extraído de Internet

Karla es muy simpática, muy risueña, se anima y habla con las manos. Es una gran profesional de la comunicación, da clases de escritura en Madrid y anima un club de lectura en  Lisboa. Comprobamos que es ingeniera de formación. Su discurso estaba muy bien construido: empezó a hablar de su libro y después de su escritura.

Para esta novela partió de un hecho real (le robaron su bolso en la misma trampa que cuenta) y encontró interesante situarla cerca de la Sagrada Familia ya que habla de una familia descompuesta. Su novela se desarrolla en cinco días, es una novela sobre la renuncia y las pérdidas.

La heroína, la cubana Giselle, quiere ser bailarina y lo sacrifica todo. Se encuentra sola y perdida en Barcelona con la esperanza de encontrar a un amigo suyo. Saludamos el ingenio cubano frente a la situación y notamos que para Karla también el baile es de mayor importancia. Aquí se le puede ver como enlace entre los días en la calle y el pasado.

Al mismo tiempo, partiendo del caso de una cartera que encontró llena con documentos y fotografías y que llega a ser una obsesión para Giselle, Karla habla de otro tema que veo más fuerte, la identidad y la maternidad. La estancia barcelonesa permite repasar y explicar la vida anterior.

Dice Karla que los cuentos nacen de cualquier cosa (de una canción, de algo que acaban de contarle, de una noticia de la actualidad…). Y añade que llegan y se imponen y que además llegan con la forma que van a tener. Parece un proceso automático que ella llama «pulsación». Por otro lado, afirma que debe escribir y escribir, que le toca trabajarlos.

Interesante es su vínculo con la música que llena su vida. Dice que sus personajes suelen escuchar música, sea de la calle (piense aquí, entre tantos, al castañeteo), de la radio o de casa; gracias a la música entra en el mundo de sus personajes. Antes de escribir elige la música que la acompañará, a ella y a sus personajes. Aquí para corresponder a su personaje principal escogió una música alegre y una escritura de frases cortas que evocarán los pasos cortos y los saltos de una bailarina. Todas esas músicas una vez acabadas la novela las graba en una banda sonora que cada uno puede escuchar.

Para terminar, habló de su obra en general.

Resulta que considera sus cuatro primeras novelas (Silencios, La viajera, Habana año cero, el Hijo del Héroe) como una sinfonía, la sinfonía habanera.En estas novelas habla de Cuba y en cada una se puede notar un guiño entre los personajes (por ejemplo, la mochila). Dice que, con “Objetos perdidos”, está empezando una nueva sinfonía, la sinfonía de las artes, pero por supuesto no quiso revelar el tema de su próximo libro ni cual es el guiño o el enlace que ha introducido.

Dijo también lo interesante que encuentra en colaborar en el programa de Radio Ambulante, (pinchar en el título) un podcast que cuenta las historias de América latina y «ofrece un retrato sonoro del continente y de cualquier lugar donde se habla español». Un proceso que permite difundir el habla español y su literatura.

Un gran aplauso amistoso concluyó el encuentro.

Juanita

jueves, 27 de noviembre de 2025

Ruvén AFANADOR


                                                                    

Ruvén Afanador es un fotógrafo colombiano-estadounidense reconocido mundialmente por su estilo teatral y dramático en los retratos, la fotografía de moda y sus fotos en blanco y negro.


Nace en Bucaramanga (Colombia) el 22 de octubre de 1959. A los 14 años su familia se establece en Michigan (U.S.A). Estudios en diseño gráfico y escultura. Viaja a Milán, su pasión por la forografía lo lleva a desarrollar su técnica y su estilo que lo harán celebre. Al regresar de Italia, se establece en Nueva York. Hoy en dia, ha trabajado con revistas como Vogue, Elle, Rolling Stone, New York Times Magazine, Vanity Fair. Ha fotografiado a muchas personalidades del cine. Es muy conocido por sus fotos en blanco y negro de gran fuerza visual.


 

                 

 

 

Rossy de Palma es su musa.

        

Exposiciones las más destacadas :


Ángel Gitano en Fahey/Klein Gallery en Los Ángeles 2015

Yo seré Tu espejo : exposición de 80 retratos . Identidad y reflejo ( cómo vemos al otro y cómo nos vemos a nosotros mismos). Exposición en el Museo de Artes Visuales de Utadeo en Bogotá en 2016.
 

Torero Exhibit en la galería Throckmorton Fine Art en Nueva York en 2021
 

Hijas del agua en el Museo Santa Clara en Bogotá en 2018 y más tarde en el Museo Nacional de Colombia, en Cartagena en 2021.


“Afanador” : Ballet Nacional de España .No es una exposición fotográfica clásica. En 2023-2025 se creó un espectáculo de danza ( montaje escénico) inspirado en el universo fotográfico de Afanador, especialmente de Mil Besos y Ángel Gitano. 

Este espectáculo ha girado en Europa y está en Grenoble en la MC2 los 28 y 29 de noviembre. Algunos de nosotros iremos a verlo. 

                                      


Ha publicado varios libros de gran calidad de impresión a partir de sus exposiciones. 

Torero (2001) : En su libro , las fotografías de toreros muestran el ritual, la preparación emocional, la estética de los toreros.   



Sombra (2004) : Desnudos masculinos / Estilo muy intimo. 


Mil besos (2009) : Retrata a mujeres del flamenco en blanco y negro. Esta obra mezcla el baile flamenco , el lado dramático, la fuerza, la pasión de las bailadoras. 

 



Ángel Gitano (2014): The man of Flamenco. Afanador retrata a bailarines, cantadores del flamenco, con gestos teatrales.

Mirando esas fotos de Angel Gitano,  tuvimos  un  intercambio gracias a Aline, que nos cuestionó :

 ¿ Se trataba de androginia o no?

Resulta que la androginia (del griego ἀνήρ, anḗr, «hombre»; y γυνή, gunḗ, «mujer») se refiere a un organismo que tiene características tanto masculinas como femeninas. Curiosamente : Según la Real Academia Española, «andrógino» y «hermafrodita» pueden utilizarse como sinónimos. La palabra «andrógino» especifica más precisamente: «Dicho de una persona cuyos rasgos externos no corresponden definidamente con los propios de su sexo».​ El andrógino sería, pues, un ser físicamente intermedio, con rasgos sexuales de hombre y de mujer, o bien un hombre o una mujer que no aparenta de forma clara el sexo al que pertenece.


Hijas del agua (2020) : Retratos de personas de comunidades indígenas colombianas. Con la participación de la artista Ana Gonzáles : No son solo fotografías, hay imágenes con bordados, textos tradicionales.



Muchas de sus obras están conectadas por la cultura española (flamenco, toreros) y también con su origen colombiano (comunidades indígenas). Su colaboración con Ana González muestra su interés social y su deseo de visibilizar comunidades ancestrales más allá del glamour de la moda.

 El espectáculo de danza del Ballet Nacional de España basado en su obra indica que es una fuente de inspiración para otras disciplinas artísticas.

 
 

Vocabulario :

Tomar foco = enforcar (enfocar los pueblos indigenos) 

Afanador a las mariposas les tenía pavor.

 
El panti (medias enteras) = les collants .Las medias de rejilla = las medias de red = les bas résille 

Mejor entrar en razón (= revenir à la réalité)

Reanudar el tema (= revenir à nos moutons)


 

Tarea para el martes 2 de diciembre :

Buscar una foto de Afanador que tenga varias interpretaciones, que tenga una composición especial.

Buscar también una foto de Juan Rulfo 

Si es posible atar cabos entre las dos fotos. 

Lo ideal será llevar las fotos cargadas en un pendrive (o enviar a Ligia previamente)


¡ Buen espectáculo "Afanador "a los que van a verlo !
 
 
 
¡Buen fin de semana, L@s Apasionad@s!
 
 
Michèle y Corín 



miércoles, 26 de noviembre de 2025

Karla Suarez

 El camino al trabajo.

En el sitio de Karla Suarez , haga clic en audiovisual, luego en pódcast, o en música: a elegir.



 

  
Sin olvidar, por supuesto, de preparar el diálogo que evocará a la cantante cubana: Célia Cruz.
Buena semana a todos.
Miguelita 

martes, 25 de noviembre de 2025

Juan Rulfo - No oyes ladrar a los perros

La  página web  www.carinaspanish.com análiza el cuento de Juan Rulfo por párrafos.


 

 

SIRÂT

 

Nuestra compañera Malliga vio la película SIRÂT en septiembre y nos cuenta la historia.

También escribió su critica.

Este año 2025, la película titulada SIRÂT fue seleccionada como mejor ficción en el Festival de Cannes. Esta película a la vez dramática y épica está en versión original española y subtitulada en francés, pero los actores principales hablan francés e inglés.

SIRÂT, realizada por el director Hispano-Francés Óliver LAXE es una película sobre la actualidad, es apocalíptica, poderosa y cruda y cuenta el dramático viaje de un padre y su hijo de 12 años acompañados de su perra Pipa. Los tres compañeros están buscando a Mar, la hija de Luis y hermana de Esteban. El padre y su hijo están repartiendo folletos en inglés con la foto de Mar para anunciar su desaparición. Mar desapareció cinco meses antes en una fiesta, más precisamente una rave, es decir una fiesta en la cual los jóvenes que suelen tener entre veinte y treinta años bailan al ritmo de una música tecno o electrónica muy ruidosa y a veces consumen alcohol, drogas o éxtasis y sustancias alucinógenas como el LSD.

Un grupo de raveros dice a Luis y a su hijo que no era imposible que Mar se fuese a otra rave en el sur de Marruecos cerca de Mauritania. Este grupo marginal está compuesto de cinco personas : Bigui, Jade, Josh, Stef y Tonin que tienen algo como cuarenta años. En el grupo hay dos personas con discapacidad, Bigui a quien le falta una mano y Tonin una pierna. Podemos ver y sentir la fragilidad, la sensibilidad y la humanidad de las cinco personas que viajan hacia las tinieblas. Un grupo de muchos soldados pide a los raveros evacuar el lugar situado en medio de los campos desérticos de Marruecos. Bigui, Jade, Josh, Stef y Tonin no quieren obedecer y seguir a los soldados y se escapan del convoy militar. Luis, el padre, su hijo Esteban y Pipa, la perra, siguen en una furgoneta el grupo de los cinco raveros que intentan convencer a Luis y a su hijo que no los sigan. Luis se niega a volver atrás y se aventura más adentro en el desierto marroquí. Uno de los dos grandes vehículos queda estacado en una carretera de montaña. Con la ayuda de Luis, el grupo de raveros logra liberarlo. Mientras tanto, la furgoneta de Luis cae en un barranco provocando la muerte de Esteban y de Pipa. Luis está devastado por el trágico fin de su hijo y sumido en una tristeza profunda se va vagando completamente solo por el desierto. Al amanecer, dos raveros, Jade y Stef acuden a su rescate.

Después Luis y los raveros continúan su viaje a través del desierto a pesar de que Luis no quiere abandonar el cuerpo de su hijo en el precipicio. Todos se ponen marcha buscando a alguien que los pueda ayudar y se encuentran con un joven pastor que huye al verlos acercándose. Muy desconcertados, se sientan en un lugar aislado y consumen algunas drogas alucinógenas. Jade baila en trance y pisa una mina que estalla y la proyecta en el aire. Tonin intenta ayudarla y muere él también al acercarse del cuerpo sin vida de su amiga. Los cuatro supervivientes se dan cuenta de que están en un gran campo minado. Por lo tanto, el grupo intenta llegar a una zona rocosa y más segura. Para lograr su objetivo, el grupo utiliza uno de los dos camiones sin conductor para abrir el paso a través de un camino hasta la zona rocosa. El camión se abrasa al pasar por encima de una mina. El grupo repite la misma operación con el segundo camión pero el resultado es el mismo. Solo y perdido, Luis camina hacia la zona más segura y logra llevar salvo. El ravero Bigui sigue a Luis, pero explota en otra mina. Por milagro, Stef y Josh acaban por llegar hasta donde está Luis. Cuando acaba la película, vemos a los tres supervivientes sentados en el techo de un tren junto a centenas de otros viajeros.


Critica


SIRÂT se refiere a una palabra en árabe que se cita en el Corán. SIRÂT expresa la idea del camino de dedicación, el camino recto, el camino del bien, en particular el puente que va del infierno al paraíso según los discursos religiosos. Los creyentes deben cruzar este puente el día del Juicio Final para alcanzar el paraíso. Es una especie de purgatorio


SIRÂT se rodó principalmente en el inmenso y árido desierto marroquí. Esta ficción divide a los críticos cinematográficos y a los espectadores que expresan opiniones muy diversas. Los críticos de cine han comparado SIRÂT con muchas otras películas.1 Nadie puede ser indiferente porque en SIRÂT surge una atmósfera psicodélica, enigmática y mística que causa una onda de choque y una carga emocional que produce sorpresa, tensiones y emociones fuertes. Podemos sentir todo tipo de riesgos y de amenazas. En algún momento se oye una radio que anuncia el inicio de la Tercera Guerra Mundial. Estamos dentro de la película y temblamos con cada explosión de mina anti persona que mata a la primera protagonista y después a dos compañeros suyos. SIRÂT genera un miedo colectivo con el cual sentimos el fin de nuestra civilización. Es un viaje infernal en el cual se experimentan y se expresan varios tipos de emociones. Hay que notar otro detalle que no parece importante, uno de los raveros canta en francés «Le Déserteur» (El Desertor) de Boris VIAN. Este poema, de marcado compromiso político, promueve el antimilitarismo. «Le Déserteur» es un himno a la Libertad y a la Paz. En los años sesenta, esta canción se convirtió en símbolo de la lucha contra la Guerra de Vietnam. Por ejemplo Joan Baez y otros la cantaron.

En conclusión es importante subrayar la analogía entre el destino de los personajes y los preceptos de la religión islámica. La alusión a la predestinación que representa unos de los fundamentos de la fe musulmana llama la atención particularmente en una de las secuencias de la película SIRÂT. En la ficción, podemos ver un antiguo televisor de los años sesenta funcionando y mostrando una imagen en la cual los musulmanes practican la peregrinación en la Meca, un acto con que se culmina su vida religiosa. Los musulmanes realizan uno de los rituales que consiste en dar sietes vueltas (tawaf) a la Kaaba (una construcción cúbica) que simboliza a la vez el mundo sagrado y el mundo profano. Óliver LAXE considera SIRÂT como «un camino interior que te empuja a morir antes de morir».

1 a. «LE SALAIRE DE LA PEUR – VO 1953 / EL SALARIO DEL MIEDO» de Henri-Georges CLOUZOT b. «EASY RIDER – VO 1969 / BUSCANDO MI DESTINO» de Dennis HOPPER y Peter FONDA c. «THE DEER HUNTER – VO 1978 / VOYAGE AU BOUT DE L’ENFER / EL FRANCOTIRADOR (Latinoamérica) / EL CAZADOR (España)» de Michael CIMINO d. «APOCALYPSE NOW – VO 1979 / APOCALIPSIS AHORA Y APOCALIPSIS NOW» de Francis FORD COPPOLA e. «MAD MAX: FURY ROAD - 2015 / MAD MAX: FURIA EN LA CARRETERA» de George MILLER f. «LAS MIMOSAS – VO 2016 / MIMOSAS, LA VOIE DE L’ATLAS» de Óliver LAXE

Malliga


domingo, 23 de noviembre de 2025

Ruvén Afanador


Ruvén Afanador nació en Bucaramanga el 22 de octubre de 1959,  fotógrafo colombiano nacionalizado en EE.UU, donde
llegó a sus 14 años para establecerse junto con su familia en 
Míchigan 
En el sitio oficial  pinchar poder ver sus fotos. En el sitio Procolombia se encuentra el siguiete video:
 

“Cuando fui a Milán, aún no había regresado a Colombia ni a Latinoamérica, estaba muy desconectado del lugar donde venía, entonces recuerdo mi

Imagen extraída de Wikipedia
primer día en Milán, ver desde la ventana de mi hotel los techos, los patios y las ventanas en ese lugar me generó un sentimiento increíble, porque me devolvió a donde yo soy y después involucraría esa parte en mis imágenes.

Un ballet llamado “Afanador”, basado en fotografías de este artista universal, convertidas en danza por Marcos Morau, director de la compañía La Veronal, a petición con carta blanca de Rubén Olmo, actual director del Ballet Nacional de España.

Descubrió en Sevilla la magia de la tauromaquia y del flamenco y de los flamencos. Tres libros avalan esta pasión: “Torero”, “Mil besos” –dedicado a la mujer flamenca- y “Ángel Gitano”, al hombre.


viernes, 21 de noviembre de 2025

Juan Rulfo

Es considerado como el padre del realismo mágico en la literatura latinoamericana, iniciando los escritores posteriores pertenecientes al boom latinoamericano (Gabriel Garcia Marquez, Carlos Fuentes, Julio Cortazar, Jorge Luis Borges, Mario Vargas Llosa etc...) 

Nació el 16 de mayo de 1917 en Apulco, estado de Jalisco, México. Rulfo tenia seis años cuando su padre fue asesinado por Guadalupe Nava Palacios en junio de 1923 en la Guerra Cristera ( revuelta católica romana contra las persecuciones de los cristianos por parte del gobierno mexicano, después de la Revolución Mexicana). Cuatro años más tarde, en noviembre de 1927, su madre falleció. Su abuela lo crió en Guadalajara. En 1934 se mudó a la Ciudad de México. Las dos últimas décadas de su vida, Rulfo las dedicó al Instituto Nacional Indigenista de México, donde se encargó de la edición de una de las colecciones más importantes de antropología contemporánea y antigua de México. Juan Rulfo murió en su casa en la Ciudad de México el 7 de enero de 1986 por un cáncer pulmonar. 



Juan Rulfo : escritor 

Se inició como escritor y a partir de 1945 comenzó a publicar sus cuentos en dos revistas: América, de la capital, y Pan, de Guadalajara.
En 1953 publica El llano en llamas, en 1955 Pedro Páramo  

En 1958 terminó de escribir su segunda novela, El gallo de oro, que no se publicó hasta 1980.

Con la publicación de los dos primeros títulos, Rulfo se convierte en el escritor mexicano más reconocido en México y el extranjero. 



Juan Rulfo : guionista vanguardista  

 El despojo : cortometraje en 1960, bajo la dirección de Antonio Reynoso

La formula secreta : en 1964 de Ruben Gamez , con textos de Juan Rulfo. La voluntad de Rulfo era impedir que se olvide la crisis del campo mexicano y la condición del ser humano sometido a la injusticia.

Rulfo inicio el nuevo cine mexicano.

El gallo de oro : Roberto Gavaldón, en 1964, se interesó en la novela de Rulfo para adaptarla al cine con adaptación de Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez. Pero la película no tubo éxito.
 

Pedro Páramo : la novela fue adaptada en 1966 (guion de Carlos Fuentes, Carlos Velo director español exiliado en México, Manuel Barbachano Ponce.

La cinta El rincón de las vírgenes, dirigida por Alberto Isaac en 1972, es una adaptación de dos cuentos incluidos en El llano en llamas.



Juan Rulfo : fotógrafo

A partir de 1946 Rulfo se dedicó a la fotografía, recorriendo gran parte de México como excursionista.

En su obra fotográfica encontramos personas o grupos humanos, paisaje del campo o urbano, arquitectura antigua o contemporánea, colonial e indígena. Se interesó a los grupos étnicos de México, la vida (y muerte) en los pequeños pueblos y el retrato. En los años cincuenta fotografió a actores del Cine de Oro, como María Félix y a importantes escritores, entre ellos Octavio Paz.

La fotografía fue otra manera de narrar.


              
 

 

        


 

El lleno de llamas 

 
Originalmente la obra se iba a titular Los cuentos del tío Celerino, como homenaje a su tío Celerino, quien le contaba muchas historias durante sus recorridos por diferentes poblaciones.

Muchas de las historias narradas son auténticas y reales.
 

El llano en llamas (1953) reúne 17 cuentos que retratan la vida rural de México marcada por la pobreza, la violencia y el desarraigo. 
El contexto histórico de “ El llano en llamas”es el del periodo tras la revolución mexicana y describe la decepción que sentían los campesinos mexicanos debido a la falta de reformas agrarias adecuadas y de suficientes ayudas financieras.

Es una obra clave dentro de la literatura latinoamericana.

 

No oyes ladrar los perros es uno de los relatos de "El llano en llamas"..

Resumen : Un padre camina cargando su hijo herido Ignacio. Está en busca de ayuda en Tomaya.El padre pregunta a su hijo si oye ladrar los perros. Los ladridos indicaran que ya están cerca del pueblo. Ignacio es un delincuente y está herido por haberse metido en una mal acción. El padre ayuda al hijo unicamente porque se le prometió a su madre fallecida. A pesar de los esfuerzos del padre el hijo muere a casi llegar al pueblo.

En el relato se describe y se vive un verdadero via crucis; el padre llevando a cuestas a su hijo, como el Cristo llevando su cruz. El Cristo lo hizo para conseguir el perdón de los pecados de los humanos, y sentimos como si el padre de Ignacio también tuviera esta intención, por amor por su hijo aunque nunca lo diga claramente. Una forma de pudor. Una consecuencia de sentimientos ambiguos amor/recriminación. Ultima recriminación con la última frase del relato “no me ayudaste ni siquiera con esta esperanza”. Este via crucis es también una metáfora de lo vivido por el padre desde el nacimiento de Ignacio.

A propósito de los perros, se dice que cuando alguien se está muriendo, los perros aúllan. Aquí también las circunstancias concuerdan.


Tarea :

*Para la semana próxima (25/11) seguir con el cuento “No oyes ladrar los perros” y corregiremos las preguntas abiertas.

*También el 25/11 hablaremos de Afanador .

*Para la semana siguiente (02/12) habrá que escoger una foto de Juan Rulfo y comentarla.

 

Corín, Michèle y Magdalena

miércoles, 19 de noviembre de 2025

Juan Rulfo

Información

Flamenco tradicional en la Rampa el 27/02: Las Migas

Información sobre el ballet A Fanador

Película de interés: Pedro Parano

Para el trabajo además del cuento

“Arrancame la vida”

“Coco”

Documento

Juan Rulfo y su cámara: el fotógrafo que también escribió el país

    Además de escritor, Juan Rulfo fue un fotógrafo excepcional. Sus imágenes retratan un México rural, silencioso y brutalmente bello que aún resuena en nuestra memoria colectiva.

    Antes que escritor, Juan Rulfo fue un observador. En sus fotos, igual que en sus cuentos, hay silencio, polvo, muerte, pero también ternura, paciencia y una belleza rota que solo se ve cuando uno aprende a esperar. Su obra fotográfica, por mucho tiempo oculta y hoy cada vez más valorada, retrata un México profundo, de rostros recios y paisajes devastados, con una fuerza emocional que duele y conmueve por igual.

    Aunque lo conocemos sobre todo por Pedro Páramo y El llano en llamas, su archivo fotográfico ofrece otra manera de leer el país. Es un registro visual sin concesiones ni filtros, que muestra cómo vivían, y cómo siguen viviendo, muchas comunidades fuera de foco: la ruralidad, la sequía, la espera, la fe.                      

El ojo que caminó el país

    Rulfo comenzó a tomar fotos a finales de los años treinta, pero fue en los cuarenta y cincuenta, cuando trabajaba para instituciones como el Instituto Nacional Indigenista y la Comisión del Río Papaloapan, que tuvo acceso a regiones apartadas del país. Viajaba a pie, en tren o en burro, con su cámara de medio formato —una Rolleiflex— colgada al pecho. En esos trayectos, entre encuadres y pausas, tomó más de seis mil fotografías.


    Los retratos que capturó no son documentos etnográficos. Son fragmentos emocionales. Su encuadre no exalta la miseria, ni busca exótizar. Más bien muestra lo que está ahí con una crudeza sin énfasis, casi con pudor. Mujeres cubriéndose el rostro, niños descalzos frente a iglesias vacías, hombres dormidos bajo el sol, calles polvorientas sin horizonte.

    Hay algo en esas fotos que se siente muy cercano a la Ciudad de México actual, sobre todo si una parte de ti todavía va a Mixcalco, a la Merced, a los mercados de la periferia, o camina por calles donde la modernidad parece no haber llegado. Rulfo es ese México que seguimos viendo de reojo.


Un archivo silencioso pero vivo

    Durante mucho tiempo, su trabajo como fotógrafo fue desconocido. No fue sino hasta 1980, con una exposición en Bellas Artes y la publicación del libro Juan Rulfo: fotógrafo (editado por Juan Carlos Rulfo y Andrew Dempsey), que su mirada empezó a ocupar el lugar que merecía. Desde entonces, ha habido varias exposiciones importantes: en el Museo Amparo, el MAF, el Tamayo, el Centro de la Imagen y hasta en París o Nueva York.

    En la Ciudad de México, sus imágenes han circulado de forma esporádica pero intensa. En 2023, el Museo Archivo de la Fotografía mostró una selección de sus fotografías menos conocidas: retratos de mujeres mixes, nahuas y popolucas, de pueblos fantasmas, de ruinas sin turistas. También el Museo Tamayo lo ha incluido en exposiciones colectivas sobre paisaje mexicano, y el Museo de Arte Moderno lo ha mostrado como parte de sus acervos documentales.

    Muchos de sus negativos, cartas y documentos los resguarda la Fundación Juan Rulfo, que también administra los derechos de su obra literaria. No es una fundación abierta al público, pero ha permitido que editoriales como RM publiquen libros como 100 fotografías de Juan RulfoLos murmullos y Tríptico para un silencio. Todas esas publicaciones, bellamente editadas, se consiguen en librerías como Casa Bosques, el Péndulo o en algunas ferias de editoriales independientes.

     

La otra narrativa de México

    En tiempos de imágenes saturadas y registros banales, volver a las fotografías de Rulfo es un acto de atención. Nada en ellas es inmediato. Exigen pausa, y por eso conmueven. Revelan un México que no desapareció: que fue desplazado, ignorado, vuelto paisaje secundario. Pero sigue ahí. En el campo, en los márgenes, en las miradas que se sostienen con fuerza aunque ya no haya esperanza.

    Rulfo escribió ese país con palabras, pero también lo iluminó con su lente. Y aunque pocas veces podemos ver sus fotos colgadas en un museo, cada imagen suya que reaparece nos recuerda que también fuimos (y seguimos siendo) eso: tierra seca, sombra, dignidad.

Miguelita


sábado, 15 de noviembre de 2025

No oyes ladrar a los perros de Juan Rulfo

 Juan Rulfo   (México, 1918-1986)

No oyes ladrar a los perros   (El Llano en llamas, 1953)

        —Tú que vas allá arriba, Ignacio, dime si no oyes alguna señal de algo o si ves alguna luz en alguna parte.
        —No se ve nada.
        —Ya debemos estar cerca.
        —Sí, pero no se oye nada.
        —Mira bien.
        —No se ve nada.
        —Pobre de ti, Ignacio.
        La sombra larga y negra de los hombres siguió moviéndose de arriba abajo, trepándose a las piedras, disminuyendo y creciendo según avanzaba por la orilla del arroyo. Era una sola sombra, tambaleante.
        La luna venía saliendo de la tierra, como una llamarada redonda.
        —Ya debemos estar llegando a ese pueblo, Ignacio. Tú que llevas las orejas de fuera, fíjate a ver si no oyes ladrar los perros. Acuérdate que nos dijeron que Tonaya estaba detrasito del monte. Y desde qué horas que hemos dejado el monte. Acuérdate, Ignacio.
        —Sí, pero no veo rastro de nada.
        —Me estoy cansando.
        —Bájame.
        El viejo se fue reculando hasta encontrarse con el paredón y se recargó allí, sin soltar la carga de sus hombros. Aunque se le doblaban las piernas, no quería sentarse, porque después no hubiera podido levantar el cuerpo de su hijo, al que allá atrás, horas antes, le habían ayudado a echárselo a la espalda. Y así lo había traído desde entonces.
        —¿Cómo te sientes?
        —Mal.
        Hablaba poco. Cada vez menos. En ratos parecía dormir. En ratos parecía tener frío. Temblaba. Sabía cuándo le agarraba a su hijo el temblor por las sacudidas que le daba, y porque los pies se le encajaban en los ijares como espuelas. Luego las manos del hijo, que traía trabadas en su pescuezo, le zarandeaban la cabeza como si fuera una sonaja. Él apretaba los dientes para no morderse la lengua y cuando acababa aquello le preguntaba:
        —¿Te duele mucho?
        —Algo —contestaba él.
        Primero le había dicho: "Apéame aquí... Déjame aquí... Vete tú solo. Yo te alcanzaré mañana o en cuanto me reponga un poco." Se lo había dicho como cincuenta veces. Ahora ni siquiera eso decía. Allí estaba la luna. Enfrente de ellos. Una luna grande y colorada que les llenaba de luz los ojos y que estiraba y oscurecía más su sombra sobre la tierra.
        —No veo ya por dónde voy —decía él.
        Pero nadie le contestaba.
        E1 otro iba allá arriba, todo iluminado por la luna, con su cara descolorida, sin sangre, reflejando una luz opaca. Y él acá abajo.
        —¿Me oíste, Ignacio? Te digo que no veo bien.
        Y el otro se quedaba callado.
        Siguió caminando, a tropezones. Encogía el cuerpo y luego se enderezaba para volver a tropezar de nuevo.
        —Este no es ningún camino. Nos dijeron que detrás del cerro estaba Tonaya. Ya hemos pasado el cerro. Y Tonaya no se ve, ni se oye ningún ruido que nos diga que está cerca. ¿Por qué no quieres decirme qué ves, tú que vas allá arriba, Ignacio?
        —Bájame, padre.
        —¿Te sientes mal?
        —Sí
        —Te llevaré a Tonaya a como dé lugar. Allí encontraré quien te cuide. Dicen que allí hay un doctor. Yo te llevaré con él. Te he traído cargando desde hace horas y no te dejaré tirado aquí para que acaben contigo quienes sean.
        Se tambaleó un poco. Dio dos o tres pasos de lado y volvió a enderezarse.
        —Te llevaré a Tonaya.
        —Bájame.
        Su voz se hizo quedita, apenas murmurada:
        —Quiero acostarme un rato.
        —Duérmete allí arriba. Al cabo te llevo bien agarrado.
        La luna iba subiendo, casi azul, sobre un cielo claro. La cara del viejo, mojada en sudor, se llenó de luz. Escondió los ojos para no mirar de frente, ya que no podía agachar la cabeza agarrotada entre las manos de su hijo.
        —Todo esto que hago, no lo hago por usted. Lo hago por su difunta madre. Porque usted fue su hijo. Por eso lo hago. Ella me reconvendría si yo lo hubiera dejado tirado allí, donde lo encontré, y no lo hubiera recogido para llevarlo a que lo curen, como estoy haciéndolo. Es ella la que me da ánimos, no usted. Comenzando porque a usted no le debo más que puras dificultades, puras mortificaciones, puras vergüenzas.
        Sudaba al hablar. Pero el viento de la noche le secaba el sudor. Y sobre el sudor seco, volvía a sudar.
        —Me derrengaré, pero llegaré con usted a Tonaya, para que le alivien esas heridas que le han hecho. Y estoy seguro de que, en cuanto se sienta usted bien, volverá a sus malos pasos. Eso ya no me importa. Con tal que se vaya lejos, donde yo no vuelva a saber de usted. Con tal de eso... Porque para mí usted ya no es mi hijo. He maldecido la sangre que usted tiene de mí. La parte que a mí me tocaba la he maldecido. He dicho: “¡Que se le pudra en los riñones la sangre que yo le di!” Lo dije desde que supe que usted andaba trajinando por los caminos, viviendo del robo y matando gente... Y gente buena. Y si no, allí esta mi compadre Tranquilino. El que lo bautizó a usted. El que le dio su nombre. A él también le tocó la mala suerte de encontrarse con usted. Desde entonces dije: “Ese no puede ser mi hijo.”
        —Mira a ver si ya ves algo. O si oyes algo. Tú que puedes hacerlo desde allá arriba, porque yo me siento sordo.
        —No veo nada.
        —Peor para ti, Ignacio.
        —Tengo sed.
        —¡Aguántate! Ya debemos estar cerca. Lo que pasa es que ya es muy noche y han de haber apagado la luz en el pueblo. Pero al menos debías de oír si ladran los perros. Haz por oír.
        —Dame agua.
        —Aquí no hay agua. No hay más que piedras. Aguántate. Y aunque la hubiera, no te bajaría a tomar agua. Nadie me ayudaría a subirte otra vez y yo solo no puedo.
        —Tengo mucha sed y mucho sueño.
        —Me acuerdo cuando naciste. Así eras entonces.
        Despertabas con hambre y comías para volver a dormirte. Y tu madre te daba agua, porque ya te habías acabado la leche de ella. No tenías llenadero. Y eras muy rabioso. Nunca pensé que con el tiempo se te fuera a subir aquella rabia a la cabeza... Pero así fue. Tu madre, que descanse en paz, quería que te criaras fuerte. Creía que cuando tú crecieras irías a ser su sostén. No te tuvo más que a ti. El otro hijo que iba a tener la mató. Y tú la hubieras matado otra vez si ella estuviera viva a estas alturas.
        Sintió que el hombre aquel que llevaba sobre sus hombros dejó de apretar las rodillas y comenzó a soltar los pies, balanceándolo de un lado para otro. Y le pareció que la cabeza; allá arriba, se sacudía como si sollozara.
        Sobre su cabello sintió que caían gruesas gotas, como de lágrimas.
        —¿Lloras, Ignacio? Lo hace llorar a usted el recuerdo de su madre, ¿verdad? Pero nunca hizo usted nada por ella. Nos pagó siempre mal. Parece que en lugar de cariño, le hubiéramos retacado el cuerpo de maldad. ¿Y ya ve? Ahora lo han herido. ¿Qué pasó con sus amigos? Los mataron a todos. Pero ellos no tenían a nadie. Ellos bien hubieran podido decir: “No tenemos a quién darle nuestra lástima”. ¿Pero usted, Ignacio?

        Allí estaba ya el pueblo. Vio brillar los tejados bajo la luz de la luna. Tuvo la impresión de que lo aplastaba el peso de su hijo al sentir que las corvas se le doblaban en el último esfuerzo. Al llegar al primer tejaván, se recostó sobre el pretil de la acera y soltó el cuerpo, flojo, como si lo hubieran descoyuntado.
        Destrabó difícilmente los dedos con que su hijo había venido sosteniéndose de su cuello y, al quedar libre, oyó cómo por todas partes ladraban los perros.
        —¿Y tú no los oías, Ignacio? —dijo—. No me ayudaste ni siquiera con esta esperanza.

 Narrado por  el escritor:

 

Adaptación del cuento por alumnos de cuarto semestre de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Baja California, campus Ensenada.