Como ya lo saben resulta complicado resumir este cuento en pocas líneas para entender lo que hicieron los Aficionados, es decir escribir la continuación de este relato que nos sitúa en el Madrid de la época actual, aunque también nos ofrece, en los recuerdos de infancia de uno de sus protagonistas, emotivas y plásticas descripciones de ambientes y lugares en parte ya desaparecidos. En este sentido, el relato contiene, al menos, una doble historia de amor: Madrid y Elena son, a partes ¡guales, los dos amores de Carlos, el protagonista y narrador. Por alguna extraña razón, ambos están asociados en su mente: si consigue uno, también conseguirá el otro. Y es que Carlos reside en “Tres Cantos” una ciudad dormitorio próxima a la capital. La muerte de su abuela le permitirá volver a una casa del centro de Madrid y “vivir", por fin, según dice. Además la nueva casa, más accesible, hará más fácil sus prometedores encuentros con Elena que tiene que elegir entre dos hombres que poseen el mismo nombre, Carlos, pero caracteres muy diferentes, casi opuestos…
Aquí está la quinta propuesta, la de Agnès:
Sentado derrotado en el taburete en
la quietud de esta madrugada de octubre, de repente oí la voz de mi abuela «Te
voy a cantar las cuarenta, Carlosito: ¿Cuándo vas empezar a vivir como un hombre?
“Ya no eres un niño o un adolescente. No puedo suportar más ver esta chica
sobre sus tacones vertiginosos cortar el bacalao y echarte de mi casa como un ser
insípido y débil”
Apenas recuperado de esta emoción,
distinguí, detrás la ventana, al lado del sofá donde se besaban Helena y el
otro Carlos, la silueta de mi abuelo quien estaba tratando de llamar mi atención.
Si era él, reconocí su piel y su aroma...
Me acerqué, me pareció a la vez
triste y enojado. Abrí la ventana, él no podía hablar, sino me dio una carta y
luego desapareció. Muy desconcierto salí a la cocina para leerla sin ser espiado.
«Querido nieto, nunca te he
escrito en mi vida de abuelo, pero hoy por fin he encontrado una ocasión de
escaparme del cielo durante algunas pequeñas minutas para darte esta carta
porque hay una urgencia. Soy el hazmerreir de todas las generaciones de hombres
de la familia cuando te ven entre Elena y el otro Carlos… Estoy seguro que no «eres
un cero a la izquierda», y que tienes todas las capacidades y la autoridad para
salvar el honor de la familia y permitirme descansar en paz… Tu abuela y yo
contamos contigo»
Entonces cai en un profundo sueño
lleno de promesas para cambiar de vida…
La mañana siguiente, emprendí de arrancar del piso todas las cosas, los olores, la ropa de Elena y de su novio, cambié la cerradura y el código y limpie todo el piso para pasar página y empezar una nueva vida «A corazón valiente nada imposible» pero «no puedo sacarlos de las piedras»
También Brigitte tiene una propuesta: ¡Carlo, Carlos!
Pero en uno minuto mis ojos empezaron a ser invadido de lágrimas…
Su pijama era ridículo… extravagante… de color lila …
Me di media vuelta y me escapé hacia los andenes.
Lloré lloré como una fuente… no era posible mi comportamiento... me imaginé
una siesta caliente de los dos… el ruido de los cuerpos, los ojos enamorados, los
corazones llenos de vértigo… no era posible de espiarlos toda mi vida.
Sus embriagueces me matan… estoy derrotado… mis palabras insustanciales…
Busqué el número de teléfono de un psiquiatra. No era posible de vivir así.
Deseo AMAR y SER AMADO.
Vi el psiquiatra 8 veces durante el mes de octubre. Pero era caro …
Estaba confiado, desconcertado, plano y anodino. Todo me da ganas de vengarme….
Envié un anuncio en Meetic:
"BUSCAMOS 8 BELLISIMAS MUJERES
CON VESTIDO COLOR LILA Y TACONES ROJOS
PARA HACER UNA PELICULA"
Con la dirección del piso de mi abuela.
Todas las mujeres vinieron para cantarles las cuarenta en el sofá cama del piso, con cocina estimulante; con piel perfumada de un aroma inolvidable…
Los pobres Carlos y Elena se escaparon, mis planes les causan vértigo y me sentí
menos débil.
La creación de
Santiago:
Al final del
cuento “Las visitas” estamos en el umbral de la puerta del piso con los tres
protagonistas juntos y Elena está mirando a Carlos “el anodino” como antes miró
a Carlos “la tormenta” lo que pueda significar que nuevamente Elena va a elegir
el anodino que parece haber cambiado… por mi parte no lo creo, se dice “siempre
la cabra tira al monte” y como antes, cuando Elena se aburra con uno ira a ver
al otro…
Cada ser
humano tiene sus propias expectativas con relación al amor y no es tan fácil encontrar
el buen acuerdo.
Pero se pueda
que, ella lo desee o que, en una noche tras mucho vino, a Elena “se le vaya el
santo al cielo” y que algunos meses más tarde un pequeño Carlos asome la nariz,
¿Por qué Carlos? Porque una costumbre española quiere que el primer hijo de una
pareja tome el nombre de su padre y en este caso hay dos posibilidades, pero
tienen el mismo nombre, en cuanto al apellido no sé y podría ser un poco más
complicado…
Pero ahora,
el pequeño Carlos está aquí y es él que va a captar la mirada de Elena “su
madre” y ocupar un espacio muy importante en su vida. En cuanto a los dos
padres puedan aprender mucho cuidando el Carlito.
Carlos “el
anodino” pueda traer la estabilidad y su tocayo “la tormenta” la fantasía y
ambos hacer de Carlito el hombrecito que Elena esperaba…
Por supuesto podría ser algo de utópica, pero por qué no… hay un dicho traducido del francés que dice: “El amor puede levantar montañas” …
La obra de M. Clara:
Mientras decía Elena, con voz molesta, « Carlos, Carlos »... de repente tuve la curiosa impresión de una película desfilando al revés.
Eran los mismos protagonistas, pero era una madrugada de octubre, en lugar de una noche de julio. Estábamos en un piso que a mí no me recordaba más una infancia mía, pero en un piso oliendo a un aroma de café, de cocina rica, y lleno de colores, con este enorme sofá rojo frente a la entrada.
¡De repente, sentí que no seré más ESTE Carlos !... de quien la guapa Elena se había burlado, de quien esta belleza con tacones había abusado tanto... El que había estado desde hace demasiado tiempo desorientado, frente a esta impresionante mujer.
Pero aquí mismo, de una vez, se sentaba UN OTRO Carlos. El vencedor del día.
El que nunca más sería humillado por ninguna persona. Y sobre todo por una mujer como Ella...
Entonces, de una voz tranquilamente fuerte, la intimé a vestirse y a rápidamente hacer sus maletas... Al otro Carlos, le quité su bata, y me la puse. Porque era MÍA. Por fin era el momento de decirles las cuarentas: Este piso era MIO, este botín era MIO ... «¡Solamente les dejaba, decía con desprecio, su lamentable miserable historia de amor!»
Para mí, estaban olvidadas las promesas, y la música dulce de un amor maravilloso con Elena…
AHORA, tenía los ojos abiertos, y un deseo furioso de vencer y de vivir.
Por mí mismo. SOLO.
Cuando escucharon los amantes que tenían solamente una hora antes de que llegara las autoridades, se dieron prisa de recoger todos sus trapos y de huir.
Y yo, Carlos, me extendí en el enorme sofá rojo para mirarles, y reír con júbilo.
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