Éramos muchos del IUAD ese viernes en el
anfiteatro de la avenue des Martyrs para acoger Victor del Arbol, el escritor
de novelas negras. Un momento muy agradable para conocer mejor el escritor, el
hombre, que se cuenta a través de sus personajes.
El libro es un puente entre el escritor y los
lectores, no es una literatura umbilical. El escritor es un buscador de la
verdad, con muchas preguntas y pocas respuestas, que quiere hacer reaccionar a
sus lectores. Sus libros hablan de la memoria, del olvido, del dolor, de las
heridas. Es la historia de los vencidos a quien le ha dado voz. No importa ficción
o realidad, la ficción se transforma en
realidad a través de las emociones.
La literatura es per se muy abierta, es la única
patria sin fronteras, que crea enlaces que no pueden romperse.
Su experiencia de policía ha llevado Victor
del Arbol a conocer mejor el mundo, un mundo ni blanco ni negro pero un mundo
gris, un inmenso engranaje de cui uno esta parte sin poder escapar de sus
obligaciones. El hombre tiene la culpa original, pero puede pensar,
reflexionar, meditar; está predestinado a buscar la felicidad, pero encontrarla
es otra cosa. El infierno, también como el paraíso esta nosotros.
Lleno de energía y siempre atento a las
preguntas de su público, Victor del Arbol nos ha dejado ver su lado muy simpático y dado la gana de
leer o releer sus libros de manera distinta, no solo como libros negros, pero como un invito a
buscar la felicidad.
Juan
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