Después de haber leído los cuentos y el poema de los vencedores del concurso de 2024 aquí pueden descubrir los cuentos de los siguientes ganadores : "El triangulo amoroso" por Michèle Deltimple y "Un día de aburrimiento" por Danièle Alaux.
El triangulo amoroso
Ya le habían avisado sus compañeras, cuando estaban a la primera etapa de su existencia, siluetas delgadas y largas y elegantes en sus vestidos blancos, todas juntas y bien apretadas en una caja; ellas se habían enterado y la habían advertido “no te ilusiones, tu vida será corta y tu destino macabro”. Las advertencias la dejaban impasible et ella quedaba llena de entusiasmo y confianza.
Cada vez que el humano abría la caja, ella se estremecía, llena de esperanza; segura de que su hora de gloria llegaba. Suspenso, suspenso... fracaso... el ciclo se repetía. En la caja las siluetas delgadas y largas y elegantes estaban menos y menos numerosas, menos y menos apretadas y las advertencias menos audibles. Ella no quiso o no supo tomarlo en cuenta.
Cuando de verdad vio la mano del humano que se acercaba de ella, supo que su hora había llegado; fue como si hubiera sido elegida la reina del mundo; y cuando el humano la llevó hacia su boca, fue como si una nube de ángeles la sostenía en levitación. Se hizo fuerte y aceptó la llama y la quemadura del encendedor; estaba lista a pagar un precio alto a fin de alcanzar el amor del humano, esos besos repetidos de unos labios tibios, alternando con instantes breves de menudo mordisqueo; las volutas de humo la invadían y la encerraban como si fueran una jaula paralizante y anestésica.
Había llegado al séptimo cielo.
Cuando surgió la mujer, supo que todo iba a acabar para ella; gritos, reproches a propósito de promesas olvidadas, de traición, de olores desagradables, de enfermedades y advertencias medicas... acusaciones de debilidad o falta de voluntad...
El séptimo cielo se había convertido en descenso a los infiernos.
Ya había llegado el momento del desenlace anunciado por sus compañeras: de silueta delgada, larga y elegante ; ya había llegado a ser cortita y singracia.
Colilla sintió como los dedos del humano la apretaron más fuerte y la acercaron del cenicero; de repente la mujer se calló; el silencio se instaló, tenso como si todos esperaran un fin de drama anunciado; fue sin remordimiento ni siquiera agradecimiento por el buen momento vivido, como el humano aplastó la pobre Colilla entra las cenizas de sus antiguas compañeras.
Un día de aburrimiento
Era uno de esos días en lo que todo sale mal. Se rompió una uña al cerrar la puerta de su apartamento. Se dio cuenta de que estaba lloviendo solo al recibir gotas en la calle y tuve que regresar al apartamento para coger su paraguas y cambiar sus zapatos. Al bajar las escaleras se torció el tobillo derecho. Se fue cojeando a tomar su bus... e naturalmente él se fue justo como llegaba … tomó el siguiente y llegó con retraso, pero sin lluvia, a su trabajo lo que no gustó mucho a su jefe.
Se dijo que no era nada, que solo tenía que apretar los dientes y ponerse al trabajo. Empezó a limpiar las mesas de afuera. Sobre la tercera, encontró un gran cenicero desbordante de colillas de cigarros. Se detuvo, observándolas, y pensó que, a esta hora de la mañana, algunos habían ya pasado por momentos difíciles.
Había un cigarro rubio, casi entero, con una marca de lápiz labial que parecía haber sido aplastado con rabia … ¿escena de ruptura definitiva, enorme ira? Quizás, de repente, se dio cuenta de que era bastante tarde y se fue de emergencia.
¡Y aquella, papel de maiz sin filtro, de la que no quedaba casi nada! Se imaginaba bien al anciano con sus dedos manchados, tembloroso, que no quería volver a casa hasta que todo se terminara, su café como el cigarillo. ¡Se sentía tan solo allá sin nadie con quien hablar!
Y esta, con marca de dientes, tal vez era por no mancharla, o quizás tenia tanta rabia que prefirió pasarla sobre su cigarrillo.
Y otra más, muy estrecha, que tuvo que pasar de manos a manos. Podrían haber sido las chiquillas del instituto que se aprovecharon del hecho que nadie las estaba vigilando. ¡Verán pronto de que madera está hecho!
Y otras, tantas otras que decían lo angustioso que era sus vidas, lo estrés que sentían y el aburrimiento mortal que les invadían. Y todas acababan en la basura que tenía en su mano izquierda, juntas con las migas que quitaba de las mesas. De vez en cuando, el olor le hacía toser, ¡otro aburrimiento en un día de aburrimiento!
El segundo ganador de los poemas fue Christian Gaillard por "Hoy en día me voy"
Hoy en día me voy.
Colilla
De mi vida las sedillas
Eres la última de una larga seguidilla --
No se trata de una voluntad de parar de fumar, es verdad.
Llegas al terminal de mi pitillo, como llego al final de mi existencia sin esperanza de más.
Nunca más gustaré en mi boca y en mis dedos la redondez de un cigarrillo, en mis pulmones la dulzura de su humo después su consumo.
Al morir de vivir, pienso con saudade a nuestros días de complicidad y felicidades.
Un mundo desapareciendo por voluntad de sanidad.
Eternidad.
Sobrevivir después morir.
Hoy en día me voy.
Colilla
Mientras te quedas pegada en mis labios, hay una señal de vida.
En tanto que al extremo respiraré su humo, viviré.
Cuando me quedaré sin aliento nos apagaremos juntos.
Te caerás en el suelo, dejándome muriendo ojos y boca abiertos.
No estaré aquí para recogerte y colocarte en un cenicero de oro antes de mezclarte a la tierra para futuros, nuevos nacimientos.
« Salimos de la tierra y regresamos a la tierra»: se dice en los libros santos.
Colilla, más allá de la muerte siempre te respete»,
Caída de mi boca, nunca te he aplastado de un zapateado una vez consumida.
De toda mi vida no estaba negando mi recorrido de fumador empedernido,
fruto del advenido desconocido.
Lo que fue es.
Hoy en día me voy.
Colilla
A pesar de los « Fumar mata »: blanco sobre negro en las cajetillas de cigarrillos,
Seguí toda mi vida con el anhelo de freír otro pitillo.
Traída en una ronda infinita por el impulso de muerte y vida sin remanente,
cigarrillos y colillas se sucedían como se desarrollan las horas en el reloj,
se repiten los latidos del corazón y los prometidos de un futuro mejor.
«Fumadores o abstemios, nacemos, vivimos y morimos a pesar de lo que hagamos.
Polvo somos y al polvo volveremos de nuevo »:
Se dice de toda eternidad.
Verdad.
Hoy en día me voy.
Mi colilla
Al llegar a la hoguera al final del corredor de la muerte de los fumadores me gustaría que se mesclan las carbonillas de nuestras existencias en el mismo basurero de oro antes de esparcirlas al viento para borrar cualquier huella.
Que no quede nada de nuestras vidas, cigarrillo y colilla en seguidilla.
Hoy en día, me voy de viaje sin equipaje.
Feliz lectura
Paquita
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