Festival de cine OJOLOCO 2025
«Los jinetes de las tierras salvajes»
Filmado por Michael Dweck y Gregory Kershaw, es un documental excepcional servido por una espléndida fotografía en blanco y negro. Algunas escenas de personas o de paisajes hacen pensar en auténticas pinturas.
La narrativa relata la vida simple, dura, pero asumida por los gauchos de los valles de Calchaquíes en la región de Salta al noroeste de Argentina.
Hombres y mujeres, adultos como jóvenes,
viven la existencia de «una casta de centauros» en los paisajes amargos y
secos al pie de la cordillera de Los Andes. Son blancos o indígenas, todos
unidos en un mismo destino, él de una cultura y de una identidad amenazadas por
el cambio rápido del mundo y el riesgo del éxodo rural.
Amantes de su libertad ancestral,
están tratando de preservar la importancia de la transmisión entre las
generaciones. Las madres enseñan a sus hijas la manera de bordar o de cocinar.
Los padres forman a sus hijos a montar a caballo, hacer fuego en la pampa o a trenzar
una cuerda.
¿Sin embargo está reservado para los
hombres este trabajo? No exactamente cuando se descubre la figura singular de
esta chica indígena cuyo sueño absoluto es volverse gaucha.
Así al colegio, repugna llevar el
uniforme escolar para mantener sus ropas gauchescas: su amplia gorra, su
bufanda y sus botas. A una amiga dice que no quiere tener hijos. Acaba
convenciendo su padre: quiere vivir esta vida, hacer este trabajo y nada más.
Entonces su padre le enseña domar a los potros salvajes, un ejercicio
complicado. Tener que educar al caballo más bien que domarlo. «Nunca
maltratarlo, siempre acercarlo sin brusquedad en la voz como en los gestos». La
chica revela en sus ojos negros una voluntad tenaz y aprende montar a pelo pues
participar a los rodeos con los hombres.
Los jóvenes chicos no son menos. Un
padre enseña a su hijo con mucha paciencia lo que es la vida y la filosofía de
los gauchos.
Dos otros jóvenes adolescentes
recorren el campo a caballo, duermen bajo las estrellas o se desafían en un
simulacro de duelo al facón.
Los diálogos, a menudos de dos, dicen
todo de la lucha de los gauchos para su supervivencia. Hablan de la sequía, de
la muerte, del trabajo e incluso de la amenaza permanente de los varios
cóndores que matan sus terneros.» No se puede matar al cóndor, pero el cóndor
tiene que matar para alimentarse». También esperan a la lluvia implorando a la
Pachamama.
Es la vida simple, despojada y sincera
de los jinetes de las pampas y de sus familias.
De esta joven gaucha, de estos gauchos
y gauchitos emanan como una profunda nobleza, la de la tierra eternal.
Sus figuras reflejan los códigos del simbolismo gauchesco, es cierto. Pero, de un otro lado, no son la capa total de Martín Fierro, el gaucho mítico del famoso poema épico de José Hernández. En el documental, el heroísmo es diario.
Jean-Jacques Pellegrin (Los Aficionados del martes)
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