El pasado miércoles,
fui a España para cinco días a casa de mi amiga Sylvia. Es española y vive en
Madrid desde el año pasado. Es profesora en el colegio francés.
El viernes,
fui con ella y con cincuenta y cuatro alumnos al museo de ciencias naturales.
Los animadores explicaron como conservar los animales; fue bastante
interesante. Para mí, fue un baño radical de español. Luego pasamos la noche en
el museo. Dormimos en el suelo en sacos de dormir. De hecho, dormimos muy mal y
poco: los niños no paraban de conversar, de levantarse, de reírse… pero fue
divertido y original.
Otro día, fui sola al Prado. No quería ver todo porque es muy grande. Escogí cinco pintores: El Greco, Velásquez, Rubens, Goya y El
Bosco. Lo que me interesa más fue el trabajo del Bosco y especialmente
« El jardín de las delicias ». Ustedes lo deben conocer: es un
tríptico con a la izquierda el jardín de Edén, en el centro el jardín de los placeres
de la vida y a la derecha el infierno; es un cuadro totalmente surrealista
antes de la época, ya que el Bosco vivió en el final del siglo quince cuando el
surrealismo surgió en los años veinte.
Por fin, el sábado por la
noche, fui al concierto de un grupo español, llamado los “Celtas Cortos”. Es un
grupo de rock de los años ochenta, con cinco músicos: un guitarrista-vocalista,
un bateador, un contrabajo, un flautista y un violinista; los dos últimos dan
las características irlandesas de su música. Son músicas alegres y con ritmo. Lo
más sorprendente fue que tocaron con la banda municipal de la ciudad: habían
más de ochenta músicos en el escenario: ¡Fenomenal!
Michèle
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