Para empezar, deseo a todos un feliz año nuevo
Temprano aprendió a trabajar el hierro en los astilleros del Puerto de la Luz (Gran Canaria) con su padre, antes de ir a la Escuela de Bellas Artes de Madrid, su obra se enmarca dentro del arte abstracto y utilizó mucho el símbolo de la espiral, para aclarar el tema nuestro compañero Don Santiago investigó en el asunto y aquí está su informe:
Las espirales, tema central en la obra de Martín Chirino.
La obra del escultor canario Martín Chirino López se
singulariza por numerosas esculturas de forma circular. Chirino, como forjador
de espirales, dominaba el trabajo del metal, material que descubrió joven al
trabajar en el astillero de Puerto de La Luz que dirigía su padre.
Su dominio notable del hierro forjado le permitía de estirar, amplificar pues plegar el metal en fuertes espirales.
Para él la espiral " es el principio y el fin. Un
central siempre escondido entre la tensión y la distensión, entre lo sólido y
lo vacuo". Hablando del estilo de Chirino, Francisco Jarauta escribió que
" Nadie sabe a ciencia cierta si la forma ocupa el espacio o el espacio
que deviene forma".
La vocación del escultor para las espirales nació en la
playa de Las Canteras en Gran Canaria cuando era joven, un día cuando observó
el juego del viento entre el mar y las nubes.
Entre otras espirales se puede citar las esculturas
llamadas, " El Viento", "El Solano", "Mi patria es una
roca", "El Alisio, viento del Sur" o también " Alfaguara".
Más allá el recuerdo personal del artista y la influencia
de la cultura Guanche (este pueblo primitivo des las Canarias), lo que es
interesante en las espirales es el carácter universal de esta forma. De hecho,
evoca muchos símbolos como:
- la forma de los caracoles.
- la de la hoja naciente del helecho. Por ejemplo, esta hoja,
llamada "Koru" en la cultura de los Maorís de Nueva-Zelanda simboliza
renacimiento, crecimiento, fuerza y paz.
- la del báculo, el bastón pastoral del obispo
- o incluso un laberinto circular, el ojo del huracán, los círculos del infierno, una mina a cielo abierto, la cola del mono en los geoglifos de Nazca (Perú), o la forma de varios petroglifos amerindios.
Para
regresar a lo de la clase, de repente, vi lo ojos de la profesora iluminarse y surgió la propuesta de que
cada uno haga un cuento a partir de la obra que escogió para el martes 24 y envíe
la foto de la obra elegida únicamente a la profesora que va reunirlas y cuando
vamos a leer nuestro cuento en la clase los otros tendrán que adivinar cual es
la obra correspondiente…
Pero antes del martes 24 está el 17 y como al día de hoy todos tienen el libreto de los “Relatos mexicanos”, vamos a hablar del primero cuento: “¿No oyes ladrar los perros?” de Juan Rulfo
Un cuento corto pero denso… para ayudarles, además de lo que nos envió nuestra compañera Danièle el 3 de enero, pueden ver la entrada que nuestra profesora colgó en el blog “Vamos a hincar los codos”
No es el
momento de “echar la soga tras el caldero” y les deseo un estupendo fin de semana…
de lectura
Santiago
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