Durante las vacaciones, Javi y su hermano Juan van al pueblo en la montaña. Allí, Javi se siente atraído por el secreto que oculta una habitación de la casa, que siempre permanece cerrada: la sala donde encontraron muerto a su padre. Juan le dice que en esa habitación se puede escuchar la voz de su padre, porque los muertos gritan para librarse de los secretos. Intrigado por ese mundo enigmático, Javi seguirá indagando en los misterios que oculta. Sus investigaciones le harán descubrir y comprender el mundo de los adultos y sus mentiras.
Años 60. Javi, un niño,
estudia con su hermano adolescente, en un colegio de religiosos de Pamplona. Se
trata de un chico muy normal inteligente, pillo, curioso, preguntón…-; creíble,
por tanto. Durante el curso vive con sus tías María y Rosa, dos solteronas. En
vacaciones regresa al pueblo, con su madre viuda, su abuelo, su tío. Montxo
Armendáriz recoge la mirada infantil con la sensibilidad y autenticidad de lo
quizá vivido, capaz de despertar recuerdos parecidos en el espectador. El aire
del film se encuentra cerca de Tasio, su primer trabajo, que describía la vida
de un joven en el medio rural. La crónica costumbrista, bañada felizmente de un
intenso lirismo, ha sido premiada justamente en Berlín con el Ángel Azul a la
mejor película europea.
El director plasma con
pasmosa unidad impresiones de infancia que, descritas, pueden dar sensación de
dispersión. Nadie había abordado en España el mundo de un niño con tanta
delicadeza desde que Víctor Erice filmara El espíritu de la colmena y El sur.
De modo muy visual, perfectamente apoyado en la fotografía de Javier
Aguirresarobe, y en el trabajo de reconstrucción de unos años y un paisaje,
Armendáriz nos introduce en la piel de Javi. Resulta muy próxima esa mirada que
disfruta preparando una representación teatral; que corre aventuras con Carlos,
su mejor amigo, en el viejo caserón abandonado donde, dicen, ocurrió un crimen;
que agita su carraca, excitado por la llegada de la Semana Santa; que se interroga
por primera vez acerca del sexo. Esencial se revela la selección de los niños
actores, excelentes en su naturalidad.
En el inevitable deambular
por el mundo de los adultos, el chico, casi sin advertirlo, se adentra en los
secretos del corazón que dan título al film, hechos dolorosos que han marcado,
hondamente, la vida de sus parientes. Hechos que componen una complicada tela
de araña, como la que teje el hábil animal que Javi contempla en compañía de su
tío. Una muerte con arma de fuego, amores clandestinos, dilatados, o nunca
conocidos, podían haber compuesto un cuadro sórdido, amargo. Armendáriz no
pretende semejante cosa, y el secreto de respetar tal planteamiento reside en
identificar la mirada del film con la del niño. Mirada limpia, inocente, que
incluso al adentrarse en el conocimiento de los secretos de la vida adulta
conserva una grata frescura. Por ello la curiosidad de Javi por las chicas -una
presencia argumental quizá algo excesiva- es presentada con cierta gracia,
sobre todo en el episodio en que él y Carlos ofrecen su paga a una niña para
que resuelva algunas de sus dudas.
Juanita
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