Conozco muy bien esta casa cuadrada que se ve a la orilla de un sendero, en Saint Pierre de Chartreuse.
Cuadrada,
con un techo de cuatro pendientes fuertes de tejas – que antes eran pizarras y
chapas - con alta chimenea, pequeñas aberturas y piedras angulares de piedra de
sal: es característica de lo que se llama «casa chartroussine».
Está
situada en lo alto del pueblo, delante de una pradera llana, que bordean unos
robles y tiene una vista estupenda.
Era
un día de fin de invierno, un poco nublado.
Un
primer plano oscuro: a la derecha una pradera, a la izquierda unos pinos
majestuosos que orlan la senda nevada que da paso a la casa que se destaca muy
clara e iluminada por los rayos del sol que llegan por la izquierda
En
el fondo, Chamechaude, la montaña mítica, casi desaparece dentro de las nubes
blancas.
Este
día me llamó la atención la correspondencia de las pendientes del techo con las
cuestas de Chamechaude, los pinos de la senda y también la cumbre de la selva
que se nota en un tercer plano.
En
el centro, al lado de la casa, los troncos despojados se elevan rectos hasta el
pico de la montaña.
A
Juan Rulfo le hubiera gustado esta casa patrimonial y los montes que la rodean.
Juanita
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