miércoles, 8 de febrero de 2023

José nos propuso: El sueño del joven Martín Chirino

Desde muy joven, Martín Chirino vivió en el ambiente de los astilleros de su padre. Pasaba horas a mirar a los obreros trabajando el hierro en las grandes forjas.

Se sorprendía de que los cargueros de su padre, esos monstruos de hierro, pudieran flotar y ser tan ligeros como aves. Su padre le había ofrecido unas naves de juguete cuyas las que le gustaban más eran impulsadas por una hélice accionada por un resorte que el niño apretaba con una llave.

A sus seis años, su padre finalizaba la construcción de un gran carguero que hacía el orgullo de los astilleros. Debía ser estrenado el quince de agosto, en presencia de la prensa, periodistas y fotógrafos. Pero, una quincena antes, hubo huelgas en las refinerías por causa de exigencias sobre los salarios y las cubas no pudieron llenarse a tiempo. Así, la inauguración se veía comprometida, a menos que hubiera un milagro.

Durante la noche anterior al día fatídico, el joven Martin tuvo pesadillas. De repente hubo la visita del diablo.

Este le dijo: «Puedo ayudarte y construir un mecanismo que permitirá al carguero de tu padre abandonar el astillero y desfilar en el puerto para la inauguración. Voy a equiparlo con un sistema comparable al de tus barcos miniatura. Pero tienes que prometerme honrar este sistema toda tu vida y llevarlo al más alto nivel del arte». Y Martín lo prometió. Inmediatamente, el diablo llamó a su ejercito de diablillos que se pusieron a transportar railes de ferrocarriles en las forjas de los astilleros y comenzaron a forjarlos para hacer un gigante resorte. Este será la fuente de energía para el carguero de tu padre. «Pero necesitaremos una llave enorme para apretar el resorte, dijo el niño». No te molestes para eso; tengo el poder de apretar el resorte sin llave y proporcionarlo la energía necesaria para accionar la hélice del barco durante una semana… pero no olvides tu promesa.»

Un alboroto repentino despertó poco a poco al joven mientras que la imagen del diablo se desvanecía. El joven Martín comprendió que la inauguración había tenido lugar y que el diablo había bien cumplido su obra sobre el carguero de su padre.

Su padre a quien había contado su sueño no le enseñó el artículo del diario donde se decía que acuerdos habían permitido terminar la huelga, que el abastecimiento de los tanques del barco se había podido hacer durante la noche, lo que hizo posible la inauguración al día y a la hora prevista.

La leyenda dice que su encuentro con el diablo empujó a Martín Chirino a pedir a su padre de iniciarle a forjar el hierro. Así, se convirtió en un escultor sobre hierro celebra y cumplió su promesa al diablo forjando esculturas cuyas las más famosas son similares al gran resorte que había salvado la inauguración del carguero de su padre.

José

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