Eolo lo dio a Odiseo un saco que contenía todos los vientos malos.
Pero los compadres de Odiseo, que morían de curiosidad y
imaginaban que el saco estuviera lleno de oro y piedras preciosas, lo abrieron.
Como se dice: “la codicia rompe el saco”.
Y como así se llegan los fracasos, el viaje de Odiseo empezó.
Cuando miramos a esta escultura de Martin Chirino no
entendemos lo que vemos.
¿Qué es eso?
¿Es un caracol? ¿Es una serpiente? ¿Es un mechón de pelo
de una bruja maldecida?
Puede ser un camino que vaya de adentro a fuera o de
fuera a dentro, un camino que permita la relación entre nuestro propio centro y
el mundo exterior.
Quizás sea un torbellino de viento, un soplo que pudiera traernos a lo lejos.
Nuestro viaje puede empezar.
¡Vamos a enfrentarnos a gigantes, a hacer el amor con
diosas, a escuchar al canto de las sirenas!
Y al final, cuando seamos mas viejos y muy cansados,
llegaremos en nuestra isla natal para encontrarnos con nuestros orígenes.
Felipe
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